Menuda semanita nos ha dado el elenco de señoras ministras con sus disparates, dislates y despropósitos. Eso nos pasa por no tener al frente de quien nos dirige a personas capacitadas, con cultura, con estudios, con preparación y con oposiciones hechas. Otro gallo nos cantaría si los ministros tuvieran que hacer unos exámenes para poder acceder a su puesto y para desempeñar su trabajo y hacer un papel digno, no ya personalmente, sino de respeto y con respecto hacia los que les han designado para llegar a donde están. Pasar de moverte en metro a disponer de coche oficial con escoltas, secretarios, asesores, gastos de representación e incluso aviones para viajar hasta ultramar es, como dirían los horteras, muy goloso y, aunque el clamor sea la petición de dimisión es una quimera que no viene al caso. Noticias Relacionadas El oscuro pasado de Esther Doña Laura G. Calleja Una bronca a gritos: lo que Esther Doña oculta sobre su ruptura con el juez Pedraz R.Fernández Tengo que confesar que sigo fascinado con la aparición del Presidente del Gobierno y la señora de Sánchez , que no es lo mismo que denominarla como Primera Dama, porque España es un Reino y no una república, como seguramente le gustaría a mas de uno o una de los que han viajado a Bali. La imagen de la pareja me impactó. Se puede ir haciendo un homenaje al país que se visita, pero no se puede, ni se debe caer en la cursilería y el remilgamiento de aparecer conjuntados de color ambos a dos. No sé si alguien les explicó que no se trataba de cruzar la alfombra roja de un festival de cine, ni que asistían a un estreno en Bollywood. Al asesor de imagen habría que cesarlo, sencillamente porque era un exceso de ridiculez, que no nos merecemos los españoles, porque nos representan, les guste a algunos y no nos guste nada a otros. A la señora de Sánchez habría que haberle enseñado a llevar un chal. Los chales o echarpes no están diseñados precisamente para tapar traseros. Y si no, es mejor no llevarlos y se hubiera ahorrado el dichoso ridículo. España no es un país ni paleto, ni vulgar. Y también explicarle a la ilustre dama que no es nada elegante caminar con las manos puestas en el bajo vientre para evitar que se le cayera el dichoso chal . Pedro Sánchez y Begoña Gómez junto al presidente indonesio y su mujer efe Para saber llevar un chal, un echarpe, una estola, una capa, una pashmina e incluso un shatooch es mejor asesorarse antes con señoras de toda la vida, no con atrevidos ‘mindunguis’ . Puede ser que ahora vivamos en un momento en el que cualquiera es experto en protocolo, un dictador de estilo, un erudito en lo que, supuestamente, consideran lo que es saber estar, pero, la mayor parte de las veces, no es más que un descarado atrevimiento. Salvando las distancias, a Su Majestad la Reina Victoria Eugenia alguien que, sin duda, la detestaba, le enseñó a llevar la mantilla española suelta, sin posar el velo ligeramente en los hombros. Nunca se corrigió aquello, pero entonces la prensa era más precavida y respetuosa que ahora y guardó silencio, pero los comentarios de la época, en sociedad, no la beneficiaron en absoluto.
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Author : (abc)
Publish date : 2022-11-19 11:30:58
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